Ahora bien, no todas las personas que nos hacen la pregunta en cuestión, quedan satisfechas con la respuesta dada. Algunas insisten: “Pero, verdaderamente, ¿no existe ninguna posibilidad de obtener un reconocimiento?”. La respuesta a esta pregunta ya no es tan simple, y tiene que ver con hábitos y costumbres profundamente arraigadas en la convivencia entre nosotros los chilenos. Vean ustedes, cuando un colegio privado consigue el reconocimiento estatal, queda sujeto a inspecciones por parte del Ministerio de Educación. Estas inspecciones son realizadas, naturalmente, por un funcionario respectivo, por un inspector o supervisor, quien tiene la potestad de exigir ver los Libros de Clase del colegio en cuestión. Estos Libros de Clase deben ser escritos por cada profesor del colegio, cada día de clases, dejando constancia de lo hecho por él ese día. Cuando el inspector, o supervisor, revisa estos Libros, debe constatar que lo allí escrito corresponde, tanto en contenido como en secuencia, a lo estipulado por los programas ministeriales. Él no puede exigir entrar a alguna sala mientras se hacen clases, para corroborar lo escrito; solo tiene acceso a los Libros, y a preguntas que pueda o quiera hacer a los profesores. Así pues, si lo escrito en esos Libros de Clases está de acuerdo con los programas oficiales, el colegio puede continuar haciendo su trabajo tranquilamente, hasta la próxima inspección.