En la educación Waldorf el arte, la música y los trabajos manuales son herramientas esenciales como medio pedagógico. La actividad artística exige fantasía y creatividad, lo cual, al situar a los niños y jóvenes en contacto directo con formas, colores, sonidos y materiales, es un gran aporte en el desarrollo de la sensibilidad.
La presencia de estas disciplinas no busca hacer de éste un colegio para formar artistas, sino más bien acompañar a los alumnos en las diferentes materias donde los profesores pueden despertar y transmitir, a través de distintas técnicas, todo lo que se enseña, de una manera artística e imaginativa. Las manualidades y la experimentación de la música, la acuarela, el dibujo, entre otros, permite desarrollar capacidades como la concentración y adquirir una comprensión más holística del trabajo pedagógico que se está realizando en las otras materias.
Así como de la vivencia en imágenes surge la comprensión de conceptos, también la actividad artística favorece el desarrollo de la inteligencia. De este modo, tanto la música como las diferentes artes, le entregan elementos valiosos a los niños y jóvenes en plena formación.
Durante los años en el colegio, todos nuestros alumnos/as, sin importar sus habilidades individuales, tienen la instancia para conocer y enfrentarse a los desafíos que la música, la greda, la acuarela, el teatro, la cera de abejas, la lana, la madera, el fierro, la piedra, la joyería, las plantas, entre muchas otras cosas, les deparen a lo largo de su formación. En estos espacios, los niños y jóvenes no sólo desarrollan su voluntad de una forma creativa, sino que también ponen en práctica su pensamiento y su sentir.
De esta manera, el colegio se convierte en un camino donde la variedad de experiencias enriquece el alma de los niños, educando al ser humano completo y no sólo su cabeza, desarrollando también su corazón y sus manos.